Thursday, December 27, 2012

La vida errante del escritor

Se acaba un nuevo año y sigo mi vida de escritora con trabajos que no llevan a ninguna parte salvo a proporcionar un suelo pequeño a la espera de lograr publicar algún día. Pero ahí está el dilema. Si se trabaja para ganar dinero y no se tiene tiempo para escribir, la meta de publicar se aleja cada día un poco más. Pero si no se trabaja para ganar dinero cómo superar la ansiedad que la falta de la tan codiciada independencia económica provoca, una ansiedad que es pésima para ponerse a escribir porque lleva a un absoluto bloqueo.

                             2012 2013


Deseos para el nuevo año hay muchos:

-Que se acaben las malditas guerras. No se me olvidan las palabras de Julio Anguita cuando murió su hijo Julio Anguita Parrado, periodista al que tuve el gusto de conocer en un viaje enigmático y mágico a lo fue el Sáhara español, y que murió en la invasión a Iraq en Bagdad, el año 2003, con apenas 32 años. Julio Anguita dijo entonces "Malditas las guerras y malditos aquellos que las hacen".

-Que las armas no maten a niños ni a nadie. Todos los que vivimos en Estados Unidos, con hijos que van al colegio y máxime con niños pequeños, mi hijo pequeño tiene 6 años y va a primero, como los malogrados niñitos de la escuela Sandy Hook en Newtown, vivimos con la angustia de saber que las matanzas por armas en este país son demasiado numerosas. Y lo más irónico es que muchas de estas matanzas ocurren en lugares pequeños y tranquilos que parecieran la postal de la tranquilidad y seguridad. Yo vivo en una de esas ciudades donde nunca pasa nada y espero que siga sin pasar. Claro que son demasiados los niños que mueren por culpa de las minas enterradas donde juegan o por el fuego cruzado de enfrentamientos que ni entienden ellos ni entiende casi nadie.

-Que el deterioro ambiental por culpa del ser humano se detenga y el frío vuelva al hielo y el nivel del agua a los saludables números que tenía antes de la revolución industrial. A todos los que se compren demasiados teléfonos de última tecnología se les debería obligar a limpiar los bosques de basura, por ejemplo, para equilibrar la balanza un poco, ya que si por un lado contribuyen a la basura industrial, por el otro que contribuyan a mejorar algo.

-Que la libre circulación de personas sea tan fácil como la de las mercancías. ¿Por qué una persona tiene menos derechos que una camiseta? Si la camiseta puede llegar desde China en un contenedor a todas partes, por qué no puede un mexicano instalarse en Estados Unidos, un marroquí en España o un albanés en Italia y a la inversa, un estadounidense en México, un español en Marruecos o un italiano en Albania. El sinsentido de las banderas, nacionalidades y ciudadanías no hace más que dividir lo que por naturaleza no lo está, al fin y al cabo todos somos seres humanos, creados y hechos de la misma materia, eminentemente de oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio y fósforo.

-Que la felicidad se entienda como un trabajo al que hay que dedicarle horas y esfuerzo. La felicidad no nos llega, la hacemos, cada día, poco a poco.

-Para mí simplemente deseo seguir como estoy y si acaso publicar, que ese hecho no me daría la felicidad pero me proporcionaría bastante alegría.

Ahí queda dicho, no es nada y lo es todo. Deseos para el nuevo año, para todos los años, sobre todo ahora que ya hemos superado la absurda lectura del antiguo calendario maya como el fin del mundo el pasado 21 de diciembre de 2012. Ya que el mundo no se acaba, a ser felices y a ser mejores.

Friday, November 30, 2012

Las gigantescas iglesias de Estados Unidos

Las iglesias en Estados Unidos no son pequeñas o grandes capillas con una sacristía para los sacerdotes y confesionarios. Las iglesias en Estados Unidos son edificios gigantescos en los que se suceden varias capillas, enormes salas y pequeñas aulas, biblioteca, grandes cocinas y comedores y gimnasio en lugares que suelen parecer laberintos de pasillos con habitaciones con carteles para indicar sus diferentes usos. El significado de tener tanto espacio es sencillo, a diferencia de las iglesias europeas que son espacios de culto, misa, funerales, bautizos, bodas y rezos, las iglesias de Estados Unidos ofrecen una multitud de servicios que no se limitan a la ocasional misa de domingo.

Los feligreses estadounidenses tienen una relación muy amplia con sus iglesias. Además de la misa dominical, visitan las iglesias en multitud de ocasiones durante la semana. Son muchas las iglesias, en su mayor parte luteranas, que organizan bingo los lunes, lectura de la biblia los miércoles y escuela los domingos, amén de otras muchas actividades como charlas o conciertos de música clásica o moderna, de cuartetos de cuerda o bandas de jazz o pop.
Una iglesia cerca de Stillwater en Minnesota, es tan grande que necesita una sección de información a la entrada

Capilla 1, ensayando para el concierto de un coro de los mejores cantantes niños de Minnesota
 
Capilla 2, ensayando para el concierto
 

Televisiones para seguir los actos en una de las capillas sin necesidad de entrar dentro, ideal para familias con bebés

Recuerdo cierta ocasión que enseñaba los días de la semana en una clase de español a estudiantes de una universidad. Hablando de que los sábados y lo domingos no había escuela, varios estudiantes me miraron como si yo fuera de marte. No soy de marte pero sí de Europa y la noción de tener que ir a la escuela un domingo me resulta, no sólo ajena, sino perniciosa para la salud física y mental de las personas. Los domingos hay que descansar, y si me apuran, ese descanso debería empezar los viernes por la mañana. Pues bien, en Estados Unidos los domingos se utilizan para ir a misa y para que los feligreses, sobre todo los más pequeños, aprendan sobre su religión, las historias de la biblia, se preparen para la confirmación y cómo ser mejor creyentes en lo que todo el mundo conoce como la escuela dominical o como dicen en inglés “Sunday School”. Los maestros suelen ser padres y madres voluntarios guiados por los pastores o pastoras que son los que ofician la misa y dirigen las miles de actividades.

Una de las actividades que más me sorprende es los grupos musicales cristianos. Chicos y chicas jóvenes se unen para cantarle salvas al Señor en clave de rock o de pop. Los jóvenes encuentran un refugio entre su grupo de amigos de la iglesia y los padres y madres se sienten tranquilos porque están entre personas decentes, que es lo que la gente suele pensar, que la gente que va a la iglesia no puede ser mala. Y buenos y malos los hay en todas partes, no porque la gente vaya a la iglesia quedan exentos de la maldad que comparte hueco en el corazón de todas las personas junto con la bondad.Y las iglesias logran mantener todo ese imperio de oferta cultural y educativa gracias al apoyo privado de los feligreses que encantados de la vida no dudan en donar a su iglesia ya sea en forma de apoyo económico o en tiempo. No es raro que la gente de por aquí te diga que el sábado por la mañana lo va a dedicar a decorar una de las capillas de la iglesia para uno de los eventos de ese fin de semana, o que otro te diga que el domingo se queda a limpiar la cocina después de una comida de la comunidad de la iglesia. Tampoco es raro escuchar a quienes van un rato a rezar en unos maratones de rezos y plegarias que duran hasta días en los que los feligreses se ponen de acuerdo para hacer turnos y rezar.

Si uno llega nuevo a una ciudad en Estados Unidos, el mejor consejo para rápidamente sentirse parte de la comunidad es hacerse miembro de una iglesia. Si no es así, la comunidad suele ser muy esquiva y es complicado sentirse miembro del lugar. Y además participar en una iglesia es el mejor modo de hacer contactos que sirven para encontrar un trabajo, enterarse de quién es el mejor manitas y a precios baratos del lugar, intercambiar impresiones sobre el mejor mecánico o anunciar que se necesita ayuda porque alguien está enfermo en la familia para que los otros feligreses echen una mano. Claro que por mucho que yo sea muy respetuosa con los ritos ajenos y entienda que detrás de ese ir a la iglesia está esa necesidad humana tan primordial de sentirse parte de un todo, me cuesta comulgar con la idea de que debo amar a Dios sobre todas las cosas, como decía un sacerdote en una misa, amarlo más que a la propia madre. Y si encima, como es mi caso, no se cree que Dios, como figura paternal y humana, exista, y que más bien, el mundo espiritual es algo inconmensurable y muy difícil de entender y aprehender, todo ese montaje de iglesia no resulta muy atractivo.

Tuesday, October 30, 2012

Se apoya o no el matrimonio gay en el jardín

El próximo martes 6 de noviembre se celebran las elecciones presidenciales en Estados Unidos para dirimir si Obama sigue de presidente otros cuatro años o Romney le arrebata el puesto y devuelve al país a la retórica republicana de religión hasta en la sopa, el gobierno como ese ente malévolo que hay que recortar y la falacia de que todos estaremos mejor si nos rebajan los impuestos. Y como en pasadas ocasiones, y como es costumbre en este país, la gente coloca en los jardines de la parte de delante de la casa, grandes carteles verticales para apoyar al candidato que van a votar como si cada jardín fuera un puesto de pancartas electorales.

Familia claramente republicana y religiosa en contra del matrimonio gay

En esta casa pusieron más de veinte pancartas en contra del matrimonio gay
 
Familia liberal con carteles en favor de los demócratas y a favor del matrimonio gay
 
Otra familia liberal y al fondo un cartel de venta de una casa


Es una costumbre que se hace en muchas casas y que desnuda el perfil político de los moradores de la vivienda mientras que de otros asuntos de la vida privada de los vecinos no se sepa mucho porque la gente suele ser bastante reservada en este país. La ironía es que no son nada reservados en asuntos de política que suelen ser temas álgidos y que dividen siempre tanto a todo el mundo por todas partes. Tanto es así que antes del verano, por la calle principal del pueblo, iba una chica con una pegatina en la solapa en solidaridad con aquellos que no quieren que se restrinjan aún más lo derechos de las parejas del mismo sexo. Un hombre en su camioneta la vio pasar y no contento con la posición de la chica detuvo su vehículo y empezó a proferir todo tipo de insultos a la chica que no tenía más de quince años. La chica siguió caminando a paso ligero y espantada por la reacción de aquel hombre.

Y es que la cuestión del matrimonio gay, como la del aborto, provoca airadas discusiones siempre. En esta ocasión, y en Minnesota, además de elegir al presidente, se plantean dos enmiendas a la constitución del estado. Es algo bastante común aprovechar una gran elección para plantear enmiendas a las constituciones de los diferentes estados. Ya se sabe que las elecciones presidenciales y locales mueven al electorado a acudir a las urnas y ya que la gente está votando mejor incluir las enmiendas o al revés, incluyamos las enmiendas para que la gente salga a la calle. Una de las enmiendas este año sí que ha logrado que la gente se pronuncie sobre una u otra posición. Es lo que se conocen como "wedge issues" o "asuntos cuña" que los políticos usan estratégicamente. Asuntos como el aborto o el matrimonio gas se usan para incentivar a que los más conservadores se apresuren a las urnas a votar, cosa que de otro modo quizás no harían. En las elecciones del 6 de noviembre en Minnesota hay que votar para elegir presidente y una larga lista de representantes locales a nivel del estado para el senado, y aún más local con representantes para los condados y los ayuntamientos además de las dos enmiendas a la constitución del estado.

De las dos enmiendas una es más controvertida, la del matrimonio gay. La otra enmienda obligaría a los votantes a identificarse con un documento con foto para poder votar. Desde hace ya varias elecciones la táctica logra que gran cantidad de votantes, normalmente proclives a los demócratas, se queden fuera de juego al no poder presentar documentos válidos con fotos, como es la licencia para conducir o el pasaporte. Gran cantidad de personas, ancianos e ilegales por ejemplo, carecen de dichos documentos. Muchos ancianos no tienen pasaporte porque no viajan y se les ha retirado la licencia de conducir por problemas de salud como no poder ver bien.

La otra cuestión presentada como enmienda es la que realmente está provocando gran controversia y está haciendo que el electorado se encuentre muy dividido y polarizado. Y no podía ser otro tema más que el tan traído y llevado derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio. Y no es que se decida si en Minnesota se pueden seguir casando porque ya hay una ley desde el año 1997 que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero una ley es una ley y se puede modificar fácilmente sin necesidad de movilizar e involucrar al electorado. Pero la cosa cambia si la enmienda a la constitución prospera ya que las parejas del mismo sexo se podrian olvidar de que en Minnesota se pudieran casar ya que, una vez en la constitución, deshacer ese mandato es casi un milagro.

Habrá que esperar a los resultados de las elecciones del 6 de noviembre para saber si se ratifica una ley vergonzante como es negarle a dos personas el derecho a contraer matrimonio en un estado tan progresista como es Minnesota. Haciendo fotos para este texto me resultó muy grato comprobar que vivo en un lugar que masivamente apoya a Obama y al no a la enmienda para ratificar que los gays no se puedan casar. Curioso fue que dos días después de hacer una foto al cartel de un vecino, un hombre muy conservador y párroco de una iglesia luterana local, en el que expresaba su rechazo al matrimonio homosexual, el cartel desapareció. Tal vez fuera porque su propio hijo, que es de la ideología contraria, se quejó y le pidió a su padre que retirara el cartel ya que no le representa.

Mientras que el párroco de mi calle se pronuncia abiertamente contra el matrimonio homosexual, en una iglesia no muy lejos de mi casa, anuncian a bombo y platillo en un enorme cartel en la fachada principal de la iglesia, que están rotundamente en contra de la enmienda que está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. La anterior pastora de esa iglesia, era mujer y uno de los nuevos pastores casado declara abiertamente que por qué sus amigos gays y lesbianas no se pueden casar como él lo ha hecho con su mujer. Toda una lección de cómo gente religiosa que sigue la biblia, sin embargo, no ve contradicción alguna entre religiosidad y lesbianismo y homosexualidad. Los otros, como mi vecino, sin embargo, se amparan en la biblia para decir que la homosexualidad es pecado y abogar con sus carteles que el matrimonio es algo exclusivo entre un hombre y una mujer. Y eso ocurre aquí, en un país avanzado, se supone, como Estados Unidos, y en pleno siglo XXI.

Sunday, September 30, 2012

Viajar de Europa a Estados Unidos

Viajar entre Europa y Estados Unidos se ha convertido, desde los fatídicos ataques del 11 de septiembre de 2001 a Nueva York y Washington, en una verdadera complicación. Las nuevas medidas de seguridad en Estados Unidos para prevenir algo que es tan difícil de prevenir, como lo es la voluntad de algunos para morir haciendo el mayor daño posible, no han servido para disuadir a los terroristas, pero eso sí, han servido para hacerle la vida más pesada a miles de inocentes viajeros que tienen que pasar controles interminables y casi desnudarse. Hay que quitarse los zapatos, los cinturones, las chaquetas y rebecas, los pañuelos de cuello para que los agentes de seguridad comprueben que no llevamos explosivos en la ropa interior.

Mi propio periplo y odisea personal en los aeropuertos, irónicamente, no empezó con los ataques del 11 de septiembre, sino mucho antes, por lo menos tres años antes, allá por el 1998. A partir de ese año y sin saber por qué, al volver a Estados Unidos me empezaron a detener en el proceso de entrada en el control de pasaportes. Desde entonces me doy mucho tiempo en las escalas para evitar perder los vuelos de conexión que es lo que me pasaba al principio. Y ya no hago por viajar siempre de regreso con mi marido porque su presencia no ayuda, con él o sin él me siguen deteniendo.

El proceso da miedo, sobre todo si a uno nunca antes lo ha detenido la policía. Y es que el área de control de pasaportes tiene unas habitaciones que no se ven fácilmente a simple vista y que operan como centros de detención de los que uno puede salir y seguir rumbo a su destino o quedarse atrapado. De momento he tenido siempre la suerte de salir "ilesa" del proceso y regresar a mi casa sin mayores inconvenientes, salvo tener que esperar entre quince minutos o una hora o más en los cuartos de detención.

En los últimos dos años, sobre los escritorios de los agentes de control de pasaportes en la mayor parte de las ciudades de Estados Unidos, han colocado unas enormes pantallas en las que se nos asegura que los agentes están para ayudarnos, que son gentiles y magnánimos y nos ponen vídeos de personas de todos los tipos, razas y religiones en una hermandad que el planeta tierra no conoce todavía. Y ahí estamos, los que esperamos, aturdidos muchas veces por el brutal cambio horario, en las inmensas colas a que los agentes nos den el beneplácito y nos den permiso de entrar a ese país que los estadounidenses consideran el mejor país del mundo.

Fotos de banderas en uno de los pasillos del aeropuerto de Chicago



Pues bien, en su gran mayoría, los agentes de los controles de pasaportes en Estados Unidos son exageradamente antipáticos y le tratan a uno, a los extranjeros, como si fuéramos tontos, imbéciles o simplemente, ciudadanos de tercera o cuarta o quinta categoría. Suelen ser atorrantes, no sonríen, se muestran prepotentes, a veces ni contestan a las preguntas que se les hacen. Y esos son los "simpáticos" de los escritorios de entrada porque los que esperan en los cuartos de dentro, adonde nos llevan retenidos a algunos con suerte, como yo, son aún más antipáticos, si cabe.

Llevo ya 16 años viviendo en Estados Unidos y tengo una estadística personal muy amplia y puedo asegurar que casi todos los agentes de inmigración de Estados Unidos, cortados casi todos por el mismo patrón, son antipáticos, desagradables y prepotentes. Salvo dos casos, ambos en el aeropuerto de Chicago, el resto han sido espantosos. Y a los dos casos que me refiero es uno, un hombre grandón, muy rubio y de grandes bigotes que parecía sacado de una historia de Astérix, que al ver todo el papeleo, reflejado en los miles de sellos que llevaba en el primer pasaporte con el visado para casarme, me dijo que lo entendía perfectamente, que es un proceso largo e infernal por el que había pasado con su esposa, una extranjera de Vietnam. Aquel hombre sonreía, era capaz de mostrar empatía, un encanto.

El segundo fue el único agente, claramente latino de origen, tuvo a bien explicarme por qué, desde 1998, me detienen casi cada vez que entro en Estados Unidos. Al parecer, me dijo, hay una maleante por ahí con mi mismo nombre y mi mismo día de nacimiento (no importa que mi nombre completo sea María del Mar y que mi apellido sea García-Valdecantos, un apellido compuesto. Para los servicios de inmigración de Estados Unidos soy María García, de ahí que utilice Mar Valdecantos en todos aquellos documentos que puedo, para que no me coloquen el María García que es como no tener nombre porque hay miles, millones de Marías Garcías en este mundo). Hay que tener mala suerte y que haya tantas casualidades, esa otra no sólo tienen un nombre parecido al mío sino que vino al mundo el mismo día que lo hice yo, un 6 de febrero. Por culpa de esa otra mujer, que desconozco de qué país es, a mí me detienen, y me hacen esperar hasta que se comprueba que no soy ella o que ella no soy yo, según se mire.

Y como no hay modo en este mundo para evitar que lo metan a uno en las listas negras de Estados Unidos, y menos aún para que aún siendo claramente inocente lo saquen a uno de las listas, pues a aguantar se ha dicho y desde luego a no usar el teléfono móvil en las salas de espera de los centros de detención de los aeropuertos. Además de ser tratados como ganado delincuente, el uso del teléfono en los centros de detención está totalmente prohibido, a saber por qué. Si uno trata de llamar a los familiares que esperan del otro lado para avisar que habrá un retraso en la llegada, o para cancelar el servicio de taxi, porque claramente el avión de conexión se ha ido mientras comprueban que uno no es quien ellos creen que es, los agentes se lanzan al infractor como si de un verdadero terrorista se tratara. En varias ocasiones he visto escenas de pánico con duros enfrentamientos de los agentes con aquellos pobres que no leyeron los carteles que avisan de la prohibición de usar el teléfono o que aún al leerlos no podían entender por qué no podían usar sus teléfonos en un mundo en el que el uso del teléfono se ha convertido en algo casi tan vital como respirar.

Tal vez algún día el mundo cambie y la libre circulación de las personas, como ocurre con la libre circulación de mercancías, salvo las drogas ilegales y el uranio y el plutonio con fines terroristas, sea posible. Hasta entonces, nos tenemos que conformar con sufrir las fronteras, tan artificiales que no se pueden ver desde el espacio, y las banderas, esos símbolos que más que unir dividen a las gentes que habitamos este planeta.

Tuesday, July 31, 2012

La canción del verano para niños en Cartoon Network

Pocos países han rentabilizado tanto sus costas como España. El mar y sus playas se convirtieron desde los años sesenta en esa inagotable fuente que atraería al turismo, y con los turistas ese dinero tan necesario para alimentar una economía centrada en la exportación agrícola pero escasa manufactura propia. De ahí que no haya habido muchos reparos durante décadas en cubrir de ladrillos y asfalto gran cantidad de zonas costeras a pesar de los daños medioambientales y estéticos que han ocasionado. En la costa española se han construido infinidad de complejos hoteleros, restaurantes y chiringuitos en la misma playa, y multitud de apartamentos con mayor o menor gracia y belleza.

De ahí que España sea uno de esos países donde en verano se hace mucho del dinero de todo el año gracias al turismo y un país que se empeña en dar con la canción del verano, tan necesaria para llenar discotecas, ensordecer las calurosas noches de verano con fiestas al aire libre y aderezar las bodas y demás celebraciones. Pero la canción del verano, a fuerza de tener que ser pegadiza, nunca ha sido un tipo de música de altos vuelos sino más bien bailable y a la vez, de vida corta, a no ser por la "Macarena", que atravesó fronteras para quedar embutida en fiestas de todo tipo, colegios de todas partes y fiestas donde echar unas cuantas risas.

Mi sorpresa fue enorme al comprobar que la canción del verano de Cartoon Network para niños en España se la dedican al culo, algo impensable en Estados Unidos, de donde viene Cartoon Network. Como era de esperar es una música como mandan los cánones de la canción del verano, bailable, pegadiza y nada interesante. La letra y las imágenes son chocantes, sobre todo viniendo de vacaciones a España para los que vivimos en Estados Unidos. Tomadas de diferentes series de animación infantiles, los personajes muestran sus traseros sin pudor alguno y la canción, sin rendirse a un mínimo decoro, canta algo así como "menea ese culo", "eh, eh menea ese culito, eh, eh, qué rico el veranito, una vez más", "menea, menea sin disimulo", "eh, eh, tienes bichos en el culo", todo ello al ritmo de merengue o salsa. La canción de verano de Cartoon Network. No quiero ni pensar a qué tipo de bichos se refiere cuando la canción habla de bichos en el culo.

De todos es bien sabido que Estados Unidos tiene una sensibilidad muy diferente a la europea cuando viene a cuestiones de sexo, y mostrar cuerpos desnudos. La sociedad mucho más puritana estadounidense, no muestra anuncios televisivos con parejas preparándose para el sexo gracias a un preservativo, ni tampoco muestra escenas claramente lascivas de una Eva Longoria metiéndose en la boca un helado de la marca Magnum de vainilla envuelta en chocolate.

Los extremos nunca fueron buenos, y en cierto modo lo deseable sería un punto entre ni lo uno ni lo otro. Se habría de encontrar un territorio intermedio entre la lascivia desorbitada para todo en las películas y anuncios televisivos europeos, y esa mentalidad tan sexista y timorata estadounidense según la cual el sexo es hasta tabú y las mujeres se supeditan a ese hombre siempre conquistador y suelen carecer de peso propio en las comedias románticas.

Es sorprendente que para los niños españoles se haya elegido una canción cuando menos soez y carente de toda gracia. Dudo muchos que a los abuelos españoles les guste escuchar a sus nietos tararear semejante canción y menos aún imitar los movimientos que acompañan a la letra, que lejos de ser graciosa suena mucho más a falta de respeto. ¿En qué estarían pensando los que la compusieron? Huelga decir que las series que ven los niños son igualmente soeces, de unos dibujos que a pesar de estar clasificados como animación infantil bien podrían ser de una película de terror y con unos hilos argumentales tan carentes de argumento que más bien parecen pesadillas, con una imagen detrás de otra, como un vómito sin principio ni fin. No hay más que ver "Hora de aventuras" (Adventure Time) o "Historias corrientes" (Regular Show). Y vaya por delante que no me considero puritana ni mojigata, pero hay límites para todo y en todo, ese "todo vale" no vale.

Las canciones del verano suelen olvidarse pronto, o al menos eso es lo que se pretende, quién recuerda esas canciones horteras del francés Georgie Dann que se hizo tan célebre en las playas españolas desde los setenta a los noventa. Para quienes quieran reírse un rato, no hay más que ver el vídeo burlón a la canción del verano de José Mota en un especial de Nochevieja de la cadena primera de televisión española (empieza la canción pasado el primer minuto del vídeo), imitando la canción del venezolano Carlos Baute con Marta Sánchez, "Colgando en tus manos".


Friday, June 8, 2012

Se necesitan voluntarios

Cabe preguntarse cómo podría sobrevivir Estados Unidos sin la legión de voluntarios que dedican gratuitamente su tiempo ayudando y trabajando en diferentes sectores desde educación, servicios sociales, hospitales o ayuda en situaciones catastróficas. En 2010 el número de voluntarios por todo el país ascendía a 62.8 millones de personas que con su tiempo alcanzaron un valor económico no remunerado de 173 billones de dólares.

El Presidente Obama sirviendo comidas en un centro de caridad
Cualquiera que visite un colegio en Estados Unidos, apreciará enseguida que por los pasillos hay personas que llevan un pase de visitante pegado a la solapa y que no son parte del personal docente ni administrativo del centro. Por esos pasillos se sucede una corte de voluntarios que ayudan en diferentes áreas, desde programas de lectura, hasta llevar comida para los profesores cuando están ocupados con las tutorías a los alumnos por las tardes, cosa que ocurre dos veces al año, o ayudar en diferentes proyectos en las aulas.

Es cierto que entre los voluntarios por todo el país hay más mujeres, que la edad del grupo más dedicado al voluntariado es de 35 a 44 años (grupo en el que me encuentro) y que la media de horas dedicadas es de 52 al año, casi 12 horas más que la semana típica de trabajo de 40 horas. Calculo que a lo largo de este año he trabajado unas 137 horas como voluntaria en la escuela de mis hijos. He ayudado a dos profesores en sus clases, a hacer, con un grupo de otras madres, el libro de fotos para el fin del año (para lo cual dedicamos incontables horas haciendo fotos a las clases y componiendo un libro con todas las fotos de todos los niños, sus profesores, la escuela y sus clases), además de traducir, antes de que me contrataran para hacerlo con un sueldo, el boletín de noticias de diferentes escuelas del pueblo, de inglés a español, para la comunidad de inmigrantes mexicanos que no hablan inglés y para quienes el idioma es una barrera infranqueable. Todas esas horas, sin contar las otras tantas ayudando a la tropa de Girl Scouts de mi hija, para la que fui la gerente de la venta de las famosas galletas de las Girl Scouts de febrero a marzo.

Existe una larga tradición de trabajo voluntario en Estados Unidos, país que probablemente cuenta con el mayor número de voluntarios del mundo. La historia e importancia del voluntariado en Estados Unidos tiene largas raíces. Desde el inicio de la presencia de los europeos y la conquista del oeste hasta nuestros días. Los pioneros que se adentraban hacia el oeste, sabían que la unión hace la fuerza y se unían en tareas de ayuda comunitaria para enfrentarse a las duras condiciones de vida. A lo largo de los siglos XVIII y XIX el movimiento no hizo más que crecer. En 1736 Benjamin Franklin fundó el primer cuerpo de bomberos voluntarios, una tradición que sigue en nuestros días. En los 1830 y con el resurgimiento de la religión en lo que se conoce como el "Great Awakening" o gran despertar, los voluntarios crecieron. En 1881 se creó la Cruz Roja. El Peace Corps, voluntarios que ayudan en otros países, surgió en 1960 de la mano del entonces senador John F. Kennedy, lo hizo oficial como parte de uno de sus primeros actos presidenciales. Bill Clinton haría algo parecido con la creación de AmeriCorps.

En el pueblo de Minnesota donde vivo los voluntarios no sólo trabajan en las escuelas sino en centros comunitarios donde se encuentran, por ejemplo, la tienda de ropa usada o el centro de comida gratuita, que alimenta diariamente gratis a 459 familias del pueblo que de otro modo pasarían hambre. En septiembre de 2010 el río que atraviesa el centro del pueblo se desbordó como consecuencia de un exceso de lluvia que duró casi una semana y que causó estragos en los ríos de la zona. La presencia de voluntarios no se hizo esperar y cientos de personas se apuntaron a una lista para ayudar en las tareas de ayuda, desde hacer bolsas de arena para intentar salvar los muchos edificios a lo largo del río que corrían el riesgo de inundarse, y muchos acabaron por inundarse a pesar de los esfuerzos de la ciudadanía, y una vez que el agua empezó a descender, en tareas de limpieza y reubicar a los cientos de peces que se habían quedado atrapados en los paseos en las márgenes del río.

              Fotos del trabajo de los voluntarios durante la crecida del río en el pueblo en el que vivo en septiembre de 2010


        













Estados Unidos ha sido y seguirá siéndolo, durante un tiempo todavía, una gran potencia mundial. Y lo seguirá siendo durante una serie de años hasta que le arrebaten otros países el puesto de número uno, algo que se acerca más y más cada día y que a los estadounidenses les crea una gran desazón y desconcierto. En parte la gran potencia que es se debe al espíritu del país basado en la inmigración y su afán por trabajar y superarse. En parte se debe a la riqueza del país en recursos naturales. Y muy en parte se debe a ese espíritu de ayuda comunitaria que, con o sin un trasfondo religioso, permea a toda la sociedad estadounidense que no duda, incluso cuando están desempleados, dedicar su tiempo gratis a alguna causa.

Desde el comienzo de la crisis en 2008, muchas caridades han visto un aumento significativo en el número de voluntarios. Muchos de los voluntarios, sobre todo en las grandes ciudades, son jóvenes promesa sin trabajo por culpa de la crisis y llegados del mundo de las finanzas, con grandes carreras y que no dudaron en dedicar su tiempo a ayudar en una cocina comunitaria dando de comer a los pobres o ayudando a los niños en los colegios. La pregunta queda en el aire, si los voluntarios no dedicaran su tiempo gratis, ¿ese trabajo seguiría existiendo o simplemente muchas cosas no se harían? como limpiar los márgenes de las carreteras que muy en parte se hace gracias a legiones y legiones de voluntarios. Eso sí, el dinero ahorrado gracias a los voluntarios, ¿existía o no?, o pensando mal, quizás alguien se enriquezca con el ahorro que suponen los voluntarios. Dudo mucho que los voluntarios en Estados Unidos sean tan mal pensados, simplemente sienten que es un deber como ciudadanos dedicar parte del tiempo de cada cual a ayudar a los demás. Y eso en un país donde los republicanos básicamente piensan que cada uno se salve a sí mismo y que el gobierno no debe dedicar sus presupuestos a ayudar a sus gentes, a pesar de que no tengan seguro médico y acaben muriendo demasiado jóvenes por culpa de enfermedades, que de haber tenido acceso a los doctores, se habrían podido curar fácilmente. No cabe duda de que Estados Unidos es un país de fuertes contrastes.

Thursday, May 17, 2012

SPAM, ¿carne, o correo basura?

Internet nació bajo la promesa de ser un medio único para buscar información, intercambiarla y comunicarse casi en tiempo real de un lado al otro del planeta, y cumplió su promesa con creces. Pero con el nacimiento de Internet también nacieron esos seres oportunistas y de tendencias delincuentes que se regocijan en el mal ajeno, ya sea apropiándose de cuentas bancarias o mostrando a todo el mundo el contenido de mensajes privados, como le ocurriera a Sarah Palin. Otras formas creativas de molestar al resto es crear toneladas de correos basura, que o bien no llevan a ninguna parte, o en el camino a algún lugar infectan los ordenadores de males terribles que a veces acaban en nuestro mayor miedo, la muerte del disco duro.

Esos correos electrónicos basura abundan de tal modo, que todos los proveedores de servicios de Internet  se han visto obligados a crear elaborados mecanismos para atraparlos que funcionan con mayor o menor suerte. En los filtros para el SPAM, que es el nombre que se le ha venido a dar a esos correos basura, quedan atrapados al día cientos de mensajes con títulos como "acceda a su cuenta millonaria", "copias de relojes de lujo", "le ha tocado la lotería", "amas de casa buscan sexo", "información sobre alargamiento del pene", "Viagra a buen precio" y cosas parecidas, es decir, mensajes sobre dinero y sexo, esos dos grandes pilares que parecen mover a gran parte de la humanidad. 

  

Archivos en el correo electrónico
 Quizás no todo el mundo sepa que el SPAM ya andaba por el mundo mucho antes de que los creadores de Internet inventaran la super red de redes, y por supuesto mucho antes del nacimiento de Facebook, Twitter y similares. De hecho el Spam lo creó en 1937, hace 75 años, la corporación de alimentación Hormel Foods y nada tiene que ver con el correo. El Spam nació como un tipo de carne enlatada a base de cerdo y jamón, rodeada de gelatina y con sabor a jamón cocido, pero no cualquier carne enlatada, un éxito de ventas sin precedentes. En Estados Unidos se venden cada año 90 millones de latas, tres latas por segundo, y un total 122 millones de latas al año en todo el mundo, eso es mucho cerdo y mucho jamón enlatado.
La presencia de las latas de Spam es tanta, que en 1970, un segmento de la serie de televisión Monty Python Flying Circus lo dedicaron al Spam. En el segmento de menos de tres minutos, los célebres actores aparecen en un restaurante bastante desapacible. En el menú queda claro que no tienen preocupación alguna por el nivel de colesterol ya que está compuesto solo de huevos, beicon, jamón, salchichas y Spam. En el segmento de la serie casi todo el diálogo gira en torno al Spam. Ese diálogo sitúa al Spam como algo omnipresente e inevitable. De ahí surge el que le hayan dado el mismo nombre a los correos electrónicos basura desde principios de los años noventa, siendo los correo basura ese otro producto omnipresente e inevitable. No hace falta saber mucho inglés para disfrutar del sketch satírico de Monty Python. El actor que actúa como una mujer clienta del local desea comer algo sin Spam y no hay ningún plato que no lo lleve. Sketch de Monty Python en YouTube

Cerca del pueblo donde vivo se encuentra la ciudad de Austin, en el sur Minnesota, donde se encuentra la sede central y el lugar donde George A. Hormel creó "Geo. A. Hormel & Co" en 1891. Ese año marcó el nacimiento de una de las grandes corporaciones estadounidenses, Hormel Foods, que además de ser los creadores del Spam son conocidos por los fiambres de jamón y pavo, además del Spam y otros muchos tipos de carnes y comidas preparadas. En septiembre de 2001, el mismo mes en que las torres gemelas de Nueva York caían, en Austin se abría al público el museo del Spam, un museo que visitan cada año 20.000 amantes del Spam. El Spam viene ya completamente cocinado y se puede comer directamente de la lata frío o caliente. En Hawai, donde se produce el mayor consumo per cápita de Spam, han creado una versión, al estilo de la comida japonesa, con arroz, alga Nori y Spam, que se conoce como Spam Musubi.

Spam Musubi al estilo hawaiano
Durante la Segunda Guerra Mundial para los soldados estadounidenses y sus aliados en el frente las latas de Spam fueron esenciales para evitar que las tropas pasaran hambre. Hormel en aquella época envió 15 millones de latas semanalamente a las tropas en el frente. Tras el fin de la guerra, varios líderes mundiales como Dwight Eisenhower, Margaret Thatcher y Nikita Krushchev le dieron las gracias a Hormel por el vital  papel que el Spam tuvo en la victoria de los aliados.

Cada día que abro mi correo electrónico y me paseo por el archivo de Spam para rescatar los correos legítimos que por error de los filtros acaban entre la basura, siento una mezcla de sensaciones bastante contrarias. Por un lado pienso en el sabor de la carne enlatada, esa carne que huele de una forma tan semejante a la carne enlatada para perros y gatos, una carne parecida a ese otro jamón y carne enlatada que en la España de Franco llegaba desde Argentina. Por otra parte pienso en todo el dinero que mueve el negocio del sexo por el mundo y cuánto pillo se enriquece sin trabajar a costa de engañar a los demás. Todo ese proceso lo voy haciendo mientras borro los mensajes basura que suponen más que nada una auténtica pérdida de tiempo.

Tuesday, March 13, 2012

Verjas invisibles

Vivir en Miami dos años con mi marido antes de mudarme a Minnesota, fue mi pasaporte a una nueva forma de vivir tan diferente a la europea que se podría decir que Europa y Estados Unidos son dos polos opuestos. Europa es un continente eminentemente urbano surcado por transportes públicos. Norteamérica es el reino del coche privado y los suburbios se despliegan durante horas al volante o kilómetros de terreno. Una parte del mundo donde las ciudades se conectan las unas a las otras en un sinfín de carreteras que se entrecruzan de un modo a veces imposible y el espacio parece interminable, tanto que muchos evitan las verjas para no parcelar ese espacio inmenso, de cielos abiertos y grandes nubes surcando el horizonte.  

                    
                       Miami, vista aérea

Casa en Miami con verja de metal
En Miami las verjas eran siempre reales pero cuando nos trasladamos a vivir a Minnesota conocí por primera vez los diferentes tipos de verjas invisibles. Un paseo por los barrios del pueblo donde vivo deja claro que la mayoría de las casas, salvo ciertas excepciones, no tienen verjas de ningún tipo. El no tener verjas plantea múltiples problemas, a la vez que crea una falsa sensación de apertura y afabilidad y en muchas ocasiones un exhibicionismo innecesario por la noche. Con las luces encendidas de las casas y de noche se puede ver todo, absolutamente todo, lo que pasa dentro.

La verja, además de privacidad, da libertad. Uno puede sentarse en el jardín a tomar el sol vestido o no. Si se tienen niños, se les puede dejar jugando en el jardín sin tener que preocuparse de que un perro del vecino venga de visita a lamer al niño, o cosas peores. En nuestro barrio había una vecina con un Pitt Bull que atacó a perros de los vecinos y a gente paseando, claramente la dueña del Pitt Bull no tenía verja. Al final un juez dirimió que la mujer del Pitt Bull tenía que desprenderse de un perro que suponía un peligro para el vecindario. En muchas ocasiones la gente opta por desterrar a los perros problemáticos a alguna granja de las muchas que hay por la zona. Aquel juicio no fue el primer caso de ese tipo en el pueblo que posee ordenanzas de cómo tratar y custodiar a los perros peligrosos que hay quienes se empeñan en elegir como animales de compañía.

Al poco tiempo, la mujer, que ante el juez dijo que el Pitt Bull había sido el regalo de un ex novio cuando perdieron el hijo que esperaban, abandonó el barrio junto con su perro y su hijo adolescente fruto claramente de otra relación anterior a la del novio del Pitt Bull. Y eso que ella, si no fuera por los incidentes con el perro, era muy buena vecina, siempre saludaba sonriente y daba muchos caramelos a los niños en Halloween. Los que han venido después, a la que fuera su casa, han sido mucho peores vecinos.
Cartel que anuncia que los perros de esa casa no salen corriendo porque hay una verja invisible
A aquella vecina la vida le hubiera sido mucho más facil de haber tenido verja. Si se tienen perros en una casa con verja, se les puede dejar retozar y estirar las patas en el jardín sin temor a que se escapen y correteen por las calles con la peligrosidad que implica por un lado el que se pierdan, y por otro el que ataquen a alguien o que los atropelle un coche. No hay cosa más cruel que ver a perros encerrados constantemente en sus casas y que cuando salen a pasear, aunque sean perros casi tan grandes como vacas que necesitan hacer mucho ejercicio, solo lo pueden hacer con la correa puesta al estar prohibido dejar a los perros sueltos por las calles del pueblo. Si quieren corretear sin restricciones lo pueden hacer en un parque especial para perros, que debe ser algo así como un paraíso para amantes de los perros, y campo de torturas para aquellos que les tienen verdadero pánico.

De ahí que esa aversión tan estadounidense a las verjas se traduzca en que casas en las que hay perros, en lugar de instalar una buena verja, prefieran instalar lo que llaman las verjas invisibles. Un tipo de verja a base de unos electrodos plantados bajo la hierba, conectados a distancia con un collar especial que lleva el perro. Si el perro se acerca a los electrodos enterrados el collar le produce una descarga eléctrica molesta, que no mortal, que le hace no querer aproximarse a la linde de la casa, a la acera y querer ir más allá, a explorar el mundo. Siempre que veo a perros enormes, con aspecto de querer matar a los paseantes y que darían lo que fuera por poder saltar esa verja invisible y atacar, directo al cuello, me pregunto, ¿qué pasa si cuando paso por ahí, en ese justo momento, se va la electricidad? Mejor ni pensarlo.

La verja real permite cierta sanidad mental, y no tenerla supone, además, tener que hacer un trabajo psicológico-emocional-vecinal bastante extraño. Al no tener verja, y si las casas están muy juntas las unas a las otras, ese trabajito mental de hacer como si los vecinos fueran invisibles, se repite casi todos los fines de semana con el ritual de la barbacoa. A veces, al principio del ritual, los vecinos, que casi pueden olerse mutuamente el aliento, se acercan los unos a los otros y se saludan, comparten noticias sobre fútbol americano, si han fichado a este, si este otro tiene la rodilla destrozada, y rápidamente vuelven a su quehacer, encender el fuego, rociar la carne con aceite, sal y una espesa y rosada salsa de barbacoa. Cuando el fuego ya está a tono colocan sobre la parrilla la carne y de vez en cuando, y entre sorbo y sorbo de la cerveza directamente de la botella, le dan vueltas a los tremendos filetes hasta que aquello, sin quemarse, se cocina al gusto de cada cual. Todo ello haciendo como si el vecino, a escasos metros de distancia, en realidad, no estuviera ahí mismo, como si el vecino fuera, literalmente, transparente.


Verja pequeña y blanca de madera más que nada de adorno
Hay que hacer como si el vecino no existiera a pesar de que una ráfaga de viento nos trae el olor de su perfume barato, o el omnipresente olor artificial a flores de los miles de productos que utilizan para lavar y secar la ropa, y que se propaga por todas partes contaminando el ambiente de olores creados por la química moderna. Ese trabajo de ignorar al vecino se extiende al día a día aunque es imposible evitar que todo se vea en un mundo sin verjas, desde la muerte de un familiar, a la llegada de la policía para recibir un informe sobre unos inquilinos en el sótano que no pagan, pasando por los gritos de un marido a su mujer o a la inversa, a veces en mitad de la noche.

Seguiré viviendo en un pueblo en el que los vecinos te miran mal si pones una verja de cierta altura, no queda bien, interrumpe el paisaje, acota el horizonte, mata la ilusión de amplitud. Un pueblo en el que de existir una verja suele ser casi de adorno, baja, blanca, de listones de madera. Pero en la parte trasera de mi casa tenemos una buena verja que nos da bastante privacidad, la suficiente como para salir al jardín y saber que los vecinos y nosotros mismos, no somos invisibles.

Thursday, February 16, 2012

Farmacias

No sólo venden medicinas en las farmacias de Estados Unidos, sino que también se pueden encontrar juguetes, zapatillas, bufandas, caramelos, bolígrafos. Todo ello compartiendo espacio con termómetros, analgésicos y pastillas contra la acidez tan necesarias en un país donde la gente come con unas salsas tan picantes y especiadas que hay que llevar el antiácido siempre a mano por si acaso.

Las farmacias son entes gigantescos que a veces se alojan en grandes edificios cuadrados donde sólo hay una farmacia, como islas en medio de las carreteras y con nombres sugerentes, Walgreens, CVS, Rite Aid. En otras ocasiones se encuentran dentro de comercios enormes, Walmart, K-Mart, Target, Costco. O en el interior de los supermercados, Publix, Winn-Dixie, Cub. Y en la mayoría hay un “drive thru” o lo que es lo mismo, como si se tratara de un McDonald´s, uno se puede acercar a una ventanilla con el coche y sin bajarse recibir las medicinas y pagar por ellas, perfecto si el enfermo va en el coche y no quiere ni pensar en salir del mismo a no ser que sea para ir directo a la cama o a un sillón enfrente de la televisión.

Independientemente de cómo sean por fuera, por dentro todas las farmacias gozan de la misma dinámica. Al fondo, y tras un mostrador con amplias ventanillas, en un espacio cubierto de lado a lado por estanterías plagadas de tubos y medicinas, pululan de tres a cinco trabajadores, los omnipotentes farmacéuticos y sus ayudantes. Los clientes pueden ver lo que ocurre en ese receptáculo pero por supuesto no pueden entrar.En Estados Unidos la figura del farmacéutico difiere mucho de la del europeo y probablemente de la de muchos otros países. Los farmacéuticos no pueden dar a un paciente sin previa visita a sus doctores un antibiótico o un calmante. En España o en Francia por ejemplo, muchas medicinas con receta médica se pueden comprar siguiendo apenas el consejo de los farmacéuticos. En Estados Unidos se pueden comprar sin una visita al doctor, las medicinas que se conocen como “over the counter” o lo que es lo mismo, las que están disponibles en las estanterías de las farmacias o supermercados junto con las chancletas para la piscina y los chocolates, no en las estanterías detrás del mostrador del fondo, donde están los que tienen las batas blancas, el poder y la burocracia. Y hay muchas que no requieren una receta médica pero otras muchas sí. Y ahí es donde entra en juego el papel omnipotente de los farmacéuticos
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Vaya por delante que en general, salvo Jim que trabaja en una de las seis farmacias o siete, si se incluye la que está dentro del hospital, que hay en el pueblo en el que vivo al sur del estado de Minnesota, de escasos 19.657 habitantes a fecha de julio de 2009, los farmacéuticos se caracterizan por estar casi siempre de mal humor. Seguramente habrá múltiples causas que expliquen ese mal humor. Quizás sea que trabajan en lugares donde no suele entrar mucha luz natural y donde están constantemente de pie y les afecta el agotamiento que provoca ese ir y venir constante sin llegar a ninguna parte. Quizás sea que, como en muchas profesiones, no se gana suficiente aunque todo el mundo se queja del altísimo coste de las medicinas en Estados Unidos. O quizás sea que el saberse omnipotentes les permita cierto mal humor, el omnipotente no tiene que dedicarse a edulcorar las cosas, no ve la necesidad de tener que ser agradable para lograr un fin. Los farmacéuticos se saben omnipotentes porque dependemos de ellos del mismo modo que dependemos de los doctores que nos dan un diagnóstico o de la compañía de la luz que nos suministra la tan codiciada electricidad sin la cual el mundo entero se paralizaría.

En las farmacias de Estados Unidos los farmacéuticos cuentan pastillas todo el día, mezclan cremas, incorporan el líquido al polvo de los jarabes para los niños, siempre de un color rosa y un sabor a cereza tan artificiales que ya sólo al verlos a los niños, y a sus abnegados padres que les tienen que dar la medicina, les entran ganas de salir corriendo o de vomitar, aunque los jarabes se pueden adulterar aún más añadiendo otros sabores, manzana, uva, naranja, plátano. Claro que a estas alturas deberíamos poder llevar parches que liberen la medicina a nivel subcutáneo sin dolor ni molestias y olvidarnos de tener que tragar cápsulas o beber líquidos intragables.

Los doctores recetan medicinas según el número de días que hay que tomarlas y según el peso del paciente. Todas las medicinas con receta médica llevan escrita una Rx que viene de la palabra en latín "recipe" que quiere decir tomar y son medicinas que suelen cubrir en parte los seguros médicos. Los farmacéuticos reciben las recetas del propio paciente o por fax desde la clínica o consulta de los doctores. En ese momento se pone en marcha el engranaje para crear la medicina adecuada, la cantidad de jarabe que dura exactamente los días que hay que tomarlo, ni uno más ni uno menos, o el número exacto de pastillas para tomar un antibiótico. Si la receta es para tres veces al día durante siete días, en el bote precintado de la farmacia no se encontrarán más de tres por siete, 21 pastillas, no como en Europa donde los paquetes son estándar y siempre sobran un montón de pastillas que muchos usan para la próxima vez que recaen en el mismo mal, una infección de orina o del tracto urinario por ejemplo. Debe causar un gran mal humor tener que contar pastillas todo el día, no equivocarse, calcular la cantidad de líquido de un jarabe siguiendo el peso del paciente.

Pero nos tenemos que conformar, necesitamos la pericia de los farmacéuticos que parecen antiguos alquimistas medievales enfrascados en sus líquidos, polvos mágicos, que curan o enferman. Necesitamos además que de vez en cuando uno como Jim le dedique a cada paciente un rato explicando cómo tomar la medicina, las mejores horas del día para hacerlo, los posibles efectos secundarios e interacciones, los farmacéuticos nos cuentan el prospecto en un resumen muy útil. Jim, por ejemplo, hace hasta estudios epidemiológicos de la población del pueblo. Compara lo que toman unos y otros en ciertas épocas del año, alergias a partir de marzo, problemas respiratorios en el invierno por culpa de los extremados cambios de temperatura e informa de sus hallazgos a los clientes o pacientes, según se mire, porque el cliente suele ser un paciente y el paciente es un cliente que tiene que comprar los remedios. Y no duda en usar ejemplos de su vida privada, “me tomo esto para el dolor de cabeza si noto que es un día en que me puede dar el dolor, como cuando viajo o he dormido mal”.

Eso sí, el sistema tiene sus fallos y es evidente con los botes para las pastillas que utilizan de modo exclusivo en todas las farmacias. Esos botes tienen unos cierres que no sólo están diseñados a prueba de niños sino de ancianos, gente joven y sana, gatos y perros. Son literalmente imposibles de abrir. Quienes así lo prefieren aduciendo que en sus casas no corren peligro alguno de que alguien o algo intente acceder a sus medicinas, pueden pedir que les den unas botellas sin los cierres especiales que no hay quien abra. Como los ancianos que en muchas ocasiones tienen que tomar tantas medicinas y que se sienten impotentes antes esas botellas (ver foto) naranjas con tapas blancas o naranjas imposibles de abrir, porque hay que girar a la vez que se aprieta hacia abajo y a veces coordinar ambas acciones requiere una fuerza descomunal para llegar al centro de la botellita donde se oculta la química y droga buena, no como esa otra que llaman drogas ilegales. Irónico que otra palabra en inglés para farmacia sea “drugstore” o lo que una traducción literal sería, la tienda de las drogas, no confundir con droguería, que en España es un lugar donde se venden, mayormente, productos de limpieza e higiene personal.


Son todas ellas, las farmacias, unos lugares con regusto a película, como ocurre con tantas cosas de la vida cotidiana estadounidense, porque las hemos visto mil veces en las miles de películas taquilleras buenas o malas que exporta con gran habilidad Estados Unidos e inundan los cines de todo el mundo. Un lugar, la farmacia, donde las propias cámaras de seguridad retratan el ir y venir de los empleados y los clientes, el anodino quehacer de las tareas diarias, comprar las medicinas, una tarjeta para el cumpleaños de un amigo, una crema para la cara que pretende ayudar a eliminar las arrugas, una bebida para llevar en el coche. El intercambio personal reducido al mínimo, a veces tan sólo con los cajeros y muy escueto siempre. “Hola, ¿encontró todo lo que buscaba?, sí, gracias, firme aquí, hasta luego”. Y todas las farmacias, poseedoras de esas botellitas de color naranja y tapa blanca, nos recuerdan a todas esas películas donde los protagonistas abren un armario detrás del espejo del baño, el “medicine cabinet”, donde encuentran las pastillas para suicidarse o rellenan la botella con pastillas envenenadas para lograr asesinar a alguien. O uno en mitad de un ataque de corazón intenta abrir la botellita, y claro, perfecto para el suspense de película, no la puede abrir y muere agonizando con la botellita en mano que finalmente rueda por el suelo con el tintineante sonido de las pastillas dentro que la tapa a prueba de todo guardó dentro a salvo de una forma muy diligente.
Gracias Jim por ser la personificación de la alegría en el mundo malhumorado de las batas blancas de los farmacéuticos y por informarme de cosas que ni los médicos mismos nos dicen, porque se les olvida o porque también ellos están cansados de ir y venir todo el día sin realmente llegar a ningún sitio. Gracias farmacéuticos en general, por preparar las medicinas que nos salvan de persistentes infecciones y demás males. Pero sobre todo gracias por aguantar ese insípido día a día contando pastillas de diferentes colores y tamaños, ayudados por una bandeja y una varilla que las va separando camino de la botella naranja, todo muy manual pero preciso. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Y luego dicen que las matemáticas no se usan en la vida diaria.

Monday, February 6, 2012

El inicio de un blog

Curioso, aquí ando escribiendo un blog y sin embargo no me gustan los blogs. No me gusta ese formato de una larga columna vertical descendente en la que los anteriores comentarios se encadenan a los nuevos, como si los pensamientos fueran una larga espiral que no se puede trocear. Yo no pienso en largas espirales sino de un modo caótico de diferentes ideas que se mezclan, compiten entre ellas, se pelean, más bien como un mosaico que cambia de imagen de forma muy rápida, como un caleidoscopio.

Y luego está el contenido, en los blogs, como ocurre con otros lugares como Facebook o Twitter la gente se desnuda frente al mundo con una carencia total de pudor, sin importar que los secretos más íntimos salpiquen al mundo entero. Quizás sea esa la vocación de los escritores, seres impúdicos dados al exhibicionismo de ideas y metáforas. O tal vez sea otra cosa, la soledad ancestral del ser humano nos empuja a reunirnos con los otros de muchas formas diferentes, en un bar, en un cine, en una clase, en una familia. Esa soledad que nos acompaña de tal modo que aunque creemos vivir en sociedad en realidad lo que sentimos, lo que añoramos y lo que somos lo hacemos en solitario, son experiencias tan íntimas que no se pueden compartir y como tales, son todas solitarias. El blog no es más que una herramienta más para crear la ilusión de que no estamos solos, de que alguien nos escucha y nos acompaña.

Ahí va mi primer escrito en mi blog. Mi escrito, mi blog. Somos en definitiva, los seres humanos, un animal por excelencia egocéntrico. Porque cada paso, cada experiencia se convierte en todo un acontecimiento, el viaje tan profundamente complejo que es vivir.

Y puedo contar muchas cosas como parte de ese mosaico de pensamientos, entre otros temas, vivo en Estados Unidos pero soy de Europa, de España, con lo cual vivir en un país tan diferente a Europa como es Estados Unidos me suscita constantemente preguntas, perplejidades, aprendizajes. Son observaciones sobre un mundo, la esfera personal, moral y social de Estados Unidos en el que me siento casi siempre como el antropólogo que visita una tribu perdida y trata de esbozar en su cuaderno un perfil lo más sincero posible sobre esa sociedad que ve, a la que asiste como extranjero y a la que entiende sólo un poco, lo suficiente como para poder estar en esa sociedad pero sin llegar nunca a aterrizar del todo, siempre con una mirada desde fuera. Observaciones que no tienen una línea argumental, sólo son eso, observaciones, totalmente subjetivas, desde el mí, mi mundo, mi yo. Pero en cierto sentido cualquier observación es también ese intento tan humano por alcanzar la universalidad, lograr conectar con los otros, comparar experiencias como quien intercambia los cromos de una colección. Ahí va mi colección de cromos, para compartir o para guardarlos en un cajón, eso depende del mosaico final.

Mar Valdecantos. Lunes 6 de febrero de 2012. Minnesota. Estados Unidos.