Monday, February 6, 2012

El inicio de un blog

Curioso, aquí ando escribiendo un blog y sin embargo no me gustan los blogs. No me gusta ese formato de una larga columna vertical descendente en la que los anteriores comentarios se encadenan a los nuevos, como si los pensamientos fueran una larga espiral que no se puede trocear. Yo no pienso en largas espirales sino de un modo caótico de diferentes ideas que se mezclan, compiten entre ellas, se pelean, más bien como un mosaico que cambia de imagen de forma muy rápida, como un caleidoscopio.

Y luego está el contenido, en los blogs, como ocurre con otros lugares como Facebook o Twitter la gente se desnuda frente al mundo con una carencia total de pudor, sin importar que los secretos más íntimos salpiquen al mundo entero. Quizás sea esa la vocación de los escritores, seres impúdicos dados al exhibicionismo de ideas y metáforas. O tal vez sea otra cosa, la soledad ancestral del ser humano nos empuja a reunirnos con los otros de muchas formas diferentes, en un bar, en un cine, en una clase, en una familia. Esa soledad que nos acompaña de tal modo que aunque creemos vivir en sociedad en realidad lo que sentimos, lo que añoramos y lo que somos lo hacemos en solitario, son experiencias tan íntimas que no se pueden compartir y como tales, son todas solitarias. El blog no es más que una herramienta más para crear la ilusión de que no estamos solos, de que alguien nos escucha y nos acompaña.

Ahí va mi primer escrito en mi blog. Mi escrito, mi blog. Somos en definitiva, los seres humanos, un animal por excelencia egocéntrico. Porque cada paso, cada experiencia se convierte en todo un acontecimiento, el viaje tan profundamente complejo que es vivir.

Y puedo contar muchas cosas como parte de ese mosaico de pensamientos, entre otros temas, vivo en Estados Unidos pero soy de Europa, de España, con lo cual vivir en un país tan diferente a Europa como es Estados Unidos me suscita constantemente preguntas, perplejidades, aprendizajes. Son observaciones sobre un mundo, la esfera personal, moral y social de Estados Unidos en el que me siento casi siempre como el antropólogo que visita una tribu perdida y trata de esbozar en su cuaderno un perfil lo más sincero posible sobre esa sociedad que ve, a la que asiste como extranjero y a la que entiende sólo un poco, lo suficiente como para poder estar en esa sociedad pero sin llegar nunca a aterrizar del todo, siempre con una mirada desde fuera. Observaciones que no tienen una línea argumental, sólo son eso, observaciones, totalmente subjetivas, desde el mí, mi mundo, mi yo. Pero en cierto sentido cualquier observación es también ese intento tan humano por alcanzar la universalidad, lograr conectar con los otros, comparar experiencias como quien intercambia los cromos de una colección. Ahí va mi colección de cromos, para compartir o para guardarlos en un cajón, eso depende del mosaico final.

Mar Valdecantos. Lunes 6 de febrero de 2012. Minnesota. Estados Unidos.

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