Thursday, February 28, 2013

Locura por las "Girl Scout cookies"

Un año más, y ya van tres, soy la gerente de la venta de las galletas de la tropa de Girl Scouts de mi hija. Eso supone la gerencia de la venta de más de $6.000 dólares en galletas. De este modo, toda la organización de las Girl Scouts financia sus campamentos de verano y demás actividades todas encaminadas a potenciar la auto estima y el valor de las niñas. ¿Qué tienen en común las mujeres que aparece en la siguiente lista? Hillary Clinton y su hija Chelsea, Condoleezza Rice, Nancy Reagan, Laura Bush, la periodista Katie Couric, la activista Gloria Steinem, la astronauta Barbara Morgan, Taylor Swift, Mariah Carey, Barbara Walters, Grace Kelly, la lista es larga. Todas ellas fueron girl scouts en su día. Al parecer coincide el que muchas de las mujeres líderes en economía, política, entretenimiento, ciencia y mundo empresarial fueron Girl Scouts de niñas. Más bien no será causa efecto sino más bien una correlación entre otras tantas, pero hay una relación entre poder y aprendizaje a ser líderes dentro de las girl scouts.

Inicio de la venta en febrero
Inventario inicial en el garaje


galletas por todas partes
 
 La locura con las galletas es que hay gente que no quiere comprarlas alegando que engordan. Eso se entiende porque los estadounidenses poseen una capacidad asombrosa para consumir un paquete de por lo menos 30 galletas de una sola vez. Del mismo modo que hacen con una bolsa de patatas fritas o un cubo lleno de helado, se sientan delante de la televisión y se lo comen de una sola sentada.

Vender las galletas en Minnesota en febrero y marzo significa salir a venderlas en temperaturas bajo cero, con nieve y hielo por todas partes. Las niñas reciben incentivos si alcanzan cierto número de paquetes vendidos lo que hace que quieran vender muchas, 100, 300, 500 paquetes.

Estados Unidos es un país donde casi todas las organizaciones se hacen expertas en el arte de recaudar fondos y así financiar sus operaciones sin depender de ayudas del gobierno, que, todo hay que decirlo, apenas existen. Recaudar fondos de miembros de una organización o del público en general se ha convertido en un arte y en un fastidio. Múltiples son las campañas de diferentes lugares para lograr fondos. La radio pública nacional, NPR (National Public Radio), dedica ciertas épocas del año a tal efecto. Los programas se acortan para dar paso a los locutores que no dejan de ensalzar lo maravillosa que es la radio y por ende, la televisión pública, PBS (Public Broadcast Service), que en términos europeos es similar a la BBC británica. Dedican minutos y minutos a intentar convencer a los oyentes para que dejen de conducir sus coches, dejen de calentar la comida o dejen de escribir un informe en la oficina para agarrar el teléfono y llamar a la emisora local y donar dinero que se puede hacer desde cantidades tan pequeñas como una donación única de 5 dólares o una donación mensual durante un año con cantidades que igualmente suelen empezar con 5 dólares.

Grupos de caridades como Unicef, United Way o Red Cross, o grupos independientes de medios de comunicación como PBS y NPR y las girl scouts tienen todos en común el ser organizaciones sin ánimo de lucro que se nutren de las épocas en las que recaudan fondos. En un país donde las ayudas del gobierno son muy escasas hay que ingeniárselas para obtener fondos.

Las girl scouts lo hacen con sus famosas galletas y en invierno, después de que en septiembre recauden fondos United Way, una caridad nacional que dedica parte de sus fondos a ayudar a las girl scouts que no pueden iniciar su campaña de recaudación de fondos hasta después de que finalice la de United Way, de ahí que se vendan las galletas en invierno.

Un año más, y una campaña más, los vecinos han preferido este año las galletas de chocolate y mantequilla de cacahuetes, las tagalong, en lugar de las samoas de chocolate y coco que el año pasado fueron sus segundas favoritas después de las de menta y chocolate, las preferidas por todo el pais, las thin mints. Un sabor que curiosamente no suele gustar a los extranjeros. Esa mezcla de la menta y el chocolate parece que nos gusta a los de fuera en forma de helado, por aquello de que refresca, pero no en pastelería. Eso de comerse una galleta con sabor a una refrescante pasta dentífrica, es algo a lo que parece hay que acostumbrarse desde niños.

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