Thursday, January 31, 2013

Estados Unidos es un país muy machista

En el fondo, la verdadera batalla de los sexos se dirime en lugares que no tienen aspecto de batalla pero lo son. En los dormitorios, alrededor de los fogones de la cocina, en los pasillos de las casas, lejos de los ministerios y palacios presidenciales. Es una batalla sucia, como todas las guerras, con perdedores y vencedores y con muchos heridos, sobre todo, muchos heridos. Aunque las heridas del machismo, a no ser que haya maltrato físico, no se ven.

Comentarios del tipo “mamá no conduce bien”, “ mamá no es tan inteligente como papá”, los dicen los niños pequeños educados en un machismo que no se ve, incluso cuando la realidad sea otra, que la mamá a la que se le aplican los comentarios es mejor conductora o más inteligente que el padre. Poco importa, el machismo es ciego y muy mentiroso, porque hace de las mujeres, de todas, personas débiles, estúpidas y víctimas.
Pero ese machismo no sólo ocurre en países como España, que todo el mundo considera un país muy machista, junto con otros países machistas como Japón, México o Egipto. Muchos otros países que pretenden ser ecuánimes y perfectos, son machistas y mucho, quizás peor que aquellos otros lugares donde abiertamente se habla del asunto. No hablar de algo es no reconocerlo y no reconocerlo es no actuar para cambiar algo que daña a alguien, en este caso, a las mujeres.
Estados Unidos pretende en la arena internacional ser un país moderno, igualitario, el país de las oportunidades para todos. En los empleos se complacen siempre en incluir una frase en la que afirman que “en este trabajo se emplean a todas las personas sin distinción de género, orientación sexual o raza”.



La secuencia lo dice todo. Como lo limpió todo rápidamente se puede leer un libro
 y con entusiasmo grita, ¡me voy a leer uno de estos!
La realidad es muy diferente.
Las mujeres cobran en Estados Unidos alrededor de un 18% menos que los hombres. Esto se debe, como ocurre en muchos otros países, a que las mujeres eligen trabajos que pagan menos, maestras, enfermeras, administración, mientras que los hombres eligen trabajos mejor pagados como ingenieros de sistemas de computación y software, gerentes y construcción. Sin contar con el hecho de que las mujeres dedican más del doble de tiempo a cuidar de los hijos y los familiares enfermos que los hombres. Pero incluso en trabajos en igualdad de condiciones, es decir, hombres y mujeres tienen la misma preparación, las mujeres estadounidenses ganan 80 centavos frente a un dólar que ganan los hombres. Dicen ciertas investigaciones que los hombres son más agresivos pidiendo aumentos de sueldo mientras que las mujeres se conforman más. Quizás sea cierto pero no explica una diferencia tan grande, porque más allá de un 0.5%, cualquier diferencia es significativa.
Las mujeres de Estados Unidos parecen cómodas con un papel muy tradicional de la mujer y muchas optan por quedarse en casa cuidando de los hijos, la casa y el marido. El papel del ama de casa no está tan mal visto como en Europa porque encaja con el papel tradicional de la mujer. Conste que soy partidaria de tener bien atendidos a los hijos y hacer lo posible para que el trabajo de las madres y padres no los deje solos y desatendidos, pero no me gusta la idea de sacrificar por completo la independencia económica y sobre todo mental que un trabajo con un sueldo ofrece, sea un trabajo que se haga fuera o desde la propia casa con fórmulas de trabajo flexible.
Las divorciadas, viudas o solteras en Estados Unidos, reciben ataques directos de los vecinos que jamás se hubieran atrevido a hacerlo de haber habido un hombre en la casa. Cuántas veces una soltera que tiene un conflicto con una casada hace que el marido se enfrente a la soltera para evitar hacerlo ella misma e intimidarla aún más. Una amiga hace años, divorciada, se quejaba amargamente que desde que su marido no estaba con ella los vecinos se quejaban de lo alta que tenía la hierba del jardín y que la debía cortar, cuando con el marido años en casa nunca dijeron nada. Otra amiga recibió el mismo tratamiento al divorciarse, de pronto los vecinos se quejaban de los ladridos del perro que ladraba igual de alto antes del divorcio que después del divorcio.
La gran satisfacción de limpiar los suelos
La primera dama de Estados Unidos nunca trabaja como ocurre con las primeras damas europeas. ¿Quién se podría imaginar en Estados Unidos a Michelle Obama haciendo lo que hacía Carla Bruni, que hasta grabó un disco cuando Sarkozy era presidente o la abogada Cherie Booth, la mujer de Tony Blair, que siguió trabajando a pesar de ser primera dama? Impensable. Michelle Obama, como sus predecesoras, hace cosas, no es que esté ociosa todo el día, pero no trabaja yendo al trabajo y siguiendo con su carrera profesional, es, sobre todo, la que secunda al marido. Y está por verse cuándo una mujer logrará ser presidenta de Estados Unidos, Hillary Clinton quizás pueda lograrlo si supera todas las zancadillas, desde si que tiene los tobillos gordos o que se desmaya por una gripe.
 
Qué gran colega, el Mr. Clean limpiador.
¡Muchísimo mejor que un amante!
Acompaña y lo deja todo brillante.

 
Al final todo se reduce a que educamos, como sociedad, a los niños y a las niñas de un modo diferente. No es ya jugar o no con muñecas y coches sino ver día a día que la madre, aunque trabaje tantas horas como el padre, se encarga de los niños, de la casa, de los ancianos. Y los mensajes que recibimos por todas partes son machistas, y a la vista están los anuncios de la televisión. Incluyo unas fotos de anuncios de  la televisión de productos de limpieza en Estados Unidos que no tienen desperdicio y que son un profundo insulto a la inteligencia de miles de mujeres.
Si todo ese talento desperdiciado en mantener una casa libre de polvo se empleara en asuntos más importantes, probablemente la humanidad estaría en un lugar muy diferente hoy en día. Pero no, seguimos estando demasiado cómodos con la idea de que las mujeres limpien sus casas y no exploren otras capacidades. La batalla de los sexos empieza y termina con quién agarra la fregona y les compra la ropa a los niños, así de simple.



Uno de los pocos anuncios en los que un hombre y una mujer limpian juntos.
Al terminar deciden salir a jugar con pistolas de agua, como si todas las parejas jugaran a mojarse en el jardín.
Ríos de tinta se podrían escribir, y sacarle punta, al tipo de hombre y mujer que aparecen en este anuncio.
 

1 comment:

  1. Mar, Adriana aquí. Me parecen muy astutos tus comentarios sobre el machismo en los EEUU. Estoy de acuerdo en que hay un discurso egalitario que tiende a esconder, por gran parte, las estructuras sociales desniveladas. (Las expectativas diferentes; lo que diría en inglés es el "gendering" of social norms.)

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